miércoles, 25 de octubre de 2006

El legado de Valentín Paniagua

El lunes 16 de octubre de 2006 el país despertó con una noticia muy triste. Los medios de comunicación informaban del sensible fallecimiento de don Valentín Paniagua, una de las figuras políticas más queridas y representativas de la nación; y el pesar en la población fue inmediato.

En estas páginas hemos sentido esta noticia de una manera muy particular porque fuimos testigos directos de su calidez humana cuando pudimos entrevistarlo en marzo de 2002 (Legal Express, Nº 15). En aquella oportunidad no solo pudimos acreditar todo lo que se decía sobre él, que era un hombre honesto y sincero; sino también su inmensa generosidad, don de maestro e inclaudicable respeto por las formas democráticas.

Recordamos con mucha gratitud y aprecio la enorme generosidad del doctor Paniagua al concedernos dicha entrevista pese a lo apretado de su agenda. Pero lo que más evocamos es su enorme capacidad de síntesis y su profundo mensaje, en el que cada palabra suya era un valeroso esfuerzo por adecentar la política. Luego de entrevistarnos con el doctor Paniagua nos fuimos con la inmensa alegría de haber encontrado a un hombre capaz de devolvernos la esperanza en la capacidad y honradez de nuestros gobernantes. Por eso cuando tuvimos que decidir cuál sería la cabecera de dicha entrevista, la respuesta fue unánime: “Valentín Panigua, la decencia de la política”.

Pero no fuimos los únicos en presenciar las virtudes del doctor Valentín Paniagua. Todos los peruanos hemos podido constatar que era una persona amable y muy sencilla, pero a la vez muy certero cuando era preciso defender sus ideales y, por supuesto, el sistema democrático. Por ejemplo, siempre se recordará su vigorosa defensa de su honor (y, en ese momento, del régimen de transición) cuando un periodista televisivo quiso enlodar su nombre al pretender vincularlo con agentes del fujimontesinismo. El Presidente Paniagua aclaró y desbarató enérgicamente esta tendenciosa acusación, lo que determinó que tiempo después dicho periodista tuviera que admitir su grosero error.

Ese incidente permitió a los peruanos comprender a cabalidad la figura de don Valentín Paniagua. Un estadista que siempre fue gentil y conciliador; pero enérgico cuando era necesario defender los valores democráticos. Algo que no solo propaló con palabras sino con hechos. Es por eso que merecidamente su actuación pública es reconocida como la más transparente de los últimos años de nuestra vida republicana.

Al presidente Paniagua debemos recordarlo como el político que, con cada uno de sus actos, efectuaba una docencia democrática. Por eso, su legado debe perdurar como aquella persona que sirvió al país con verdadero compromiso y lealtad. Su conducta debe ser un ejemplo para las nuevas generaciones, pues Valentín Paniagua es el prototipo del político que hay que recordar, admirar y homenajear.

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